Dalí



Hoy me gustaría hablaros de un artista muy singular, se trata de Salvador Dalí, uno de los mayores representantes del surrealismo.
El surrealismo es un movimiento artístico y literario que surgió en el año 1924 cuando André Breton publicó el Primer Manifiesto del Surrealismo. Este movimiento se caracteriza también por el interés y la representación  del subconsciente y el mundo de los sueños. Fueron surgiendo muchos autores como Masson, Miró, Magritte, Dalí...

 Magritte

Joan Miró

Hace mucho tiempo hice un viaje a Cataluña y por casualidad me encontré con un personaje muy conocido y famoso y que a estas alturas seguro que ya habréis adivinado su nombre ¿Verdad? Tuve la suerte de poder vivir o experimentar algunas de las obras de Dalí en su museo, visitar el museo de joyas donde estaban expuestos los diseños que él realizó y por último vi la casa, característica por su color blanco y los huevos como decoración también presentes en el museo.
Museo 

En la parte izquierda se puede ver una parte del  patio interior del museo y en la derecha la fachada del exterior.
Casa de Dalí



Cuando visité su museo, repleto de obras abstractas y singulares, hubo una que me llamó la atención especialmente y por ello creo que es de las que mejor recuerdo.
La obra de la que os estoy hablando es la llamada sala Mae West:

Se trata de un rostro de una mujer, en los que los elementos que lo forman tienen volumen. Los ojos son dos cuadros, en cada uno hay pintado un paisaje diferente y al mismo tiempo cuando miras ambos cuadros desde lejos se puede ver dibujados los ojos. La nariz es una punta de la nariz propiamente dicha en grande y también con volumen y en la parte del tabique está representada con estatuillas. Para hacer la boca el artista utilizó un sillón rojo con forma de labios. Y por último, el pelo, que resultó ser como unas cortinas doradas que completaban el rostro y que si te asomabas en su interior podías ver cada uno de sus componentes.
Fue una de las obras que más me gustó. A medida que iba recorriendo el museo llegué a un lado de esta sala en la que había unas escaleras y en lo alto de éstas había una ventana por dónde se podía mirar. En un primer vistazo se ve un rostro con los ojos, la nariz, los labios…y más tarde te das cuenta de  que los ojos en realidad eran cuadros, que te podías sentar en los labios como si de un sofá se tratase… Una vez abajo el poder experimentar con los diferentes elementos fue fascinante. Recuerdo con bastante claridad cómo, al final, miraba ensimismada frente a los cuadros las dos obras pintadas en los cuadros ya que a primera vista sólo percibes unos ojos.

Dalí tiene, como ya sabréis muchísimas obras como por ejemplo:



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